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Mitos y estereotipos en el amor romántico

Por Laura Valladares Roldán

Alrededor
de las relaciones monógamas que se vienen teniendo y sus esquemas sociales y
mentales, se han generado una serie de mitos del amor romántico que las
personas han interiorizado. La ilusión de la media naranja, alude a la
necesidad matemática de que para ser uno se necesitan uno y uno, mientras que,
por separado, son media persona, basándose en un esquema de dependencia
emocional al estilo más platónico del pensamiento. A su vez el enamoramiento,
de carácter natural transitorio, se ansia y pretende convertir en eterno,
congelando ese momento en el tiempo a lo largo de los años. Inevitablemente, el
enamoramiento deja paso con el tiempo al amor estable donde las personas
tienden a buscar los mitos que a priori parecían haberse cumplido. Cuando las
personas se aferran a los mitos, estos acaban conduciéndoles a la infelicidad,
porque “uno más uno es uno si permanecen juntos, pero dos menos uno es cero si
se separan” (Lou Marinoff, 2003, p. 157 en Nistal, 2019, p.113).


La
violencia de género encuentra su origen en estos valores interiorizados en
relación a los roles de género, los estereotipos y los mitos del amor
romántico. Estos mitos son definidos como un conjunto de creencias respaldadas
a nivel social sobre el concepto del amor (Yela, 2003 en Cerro y Vives, 2019).
Se encuentran nueve mitos que destacan sobre los demás, en primer lugar, el
mito del amor omnipotente, que todo lo puede, basado en la creencia de que en
una relación de pareja todo podrá resolverse “por la fuerza del amor”, y que,
si no es así, no era amor verdadero. En segundo lugar, el mito de la
exclusividad y de la fidelidad, desde el que se afirma que una persona
enamorada es incapaz de sentir atracción por otras personas, en relación a este
mito, el de la fidelidad añade que solo debe satisfacer sus necesidades con una
sola persona, en caso contrario, su amor no era verdadero (Cerro y Vives, 2019,
p.352).


Uno de los
mitos más aceptados es el mito del emparejamiento, desde el que se entiende que
tener pareja es lo deseable y normal, y, por el contrario, no tenerla, es
extraño, y se presupone que la persona no es feliz, lo que conforma el cuarto
mito, el mito de la media naranja, a través del cual se entiende que las
personas no están capacitadas para ser felices por sí mismas y que son dependientes
por naturaleza de otras personas. El quinto mito es el del libre albedrío, que
es definido por la idea de que ni la sociedad, ni la cultura influye en la
concepción del amor, es decir, que la monogamia es el impulso afectivo y sexual
natural en el ser humano, y tampoco influye en la elección de pareja.


En sexto
lugar, el mito del amor como posesión o el mito de los celos, donde los celos
son una prueba de amor y son positivos. El séptimo mito es el del matrimonio, desde
el que se defiende la idea de que si el amor es verdadero debe culminar en el
casamiento y convivencia. El octavo mito, el mito de la equivalencia o pasión
eterna, trata la creencia de que el amor y el enamoramiento son equivalentes y
si una persona deja de estar enamorada quiere decir que su amor no es
verdadero. El último mito, el mito de la ambivalencia, se refiere a la idea de
que el amor duele, y viene acompañado de violencia, pudiendo ser esta incluso
una muestra de amor.


El concepto
común de pareja moderna parte del enamoramiento que da pie a la construcción de
un entramado emocional desde el que se forma el “imaginario”, el imaginario
social incluye que se puede acceder a la felicidad mediante el amor recíproco.
Esto conforma una visión idealizada del amor de pareja que supone una lógica
binaria donde únicamente se puede estar fuera o dentro de dicha representación
idealizada, el conflicto o separación de pareja suelen ser vividos como un
deterioro de sí mismos (Moguillansky y Nussbaum, 2017). Estos modelos de
sacrificio y entrega total a la otra persona comenzarían a ser considerados una
amenaza de la autonomía de las personas, suponiendo que el yo no debía
movilizarse sino buscar el autocontrol y la autocomprensión (Illouz, 2012).


Las
expectativas predominantes en la pareja son la de compromiso por encima del
deseo, solo quien se compromete puede merecer el respeto, así como, las mujeres
siguen viviendo el amor como un elemento trascendental en sus vidas, los
hombres requieren de un determinado momento para constituir dicha pareja
estable, mientras que para las mujeres supone un punto de referencia ajeno a
ellas que da sentido a sus vidas (Illouz, 2012). 
Todos estos
mitos han definido el concepto de amor de nuestra sociedad, desde nuestros
referentes más cercanos como nuestro entorno más inmediato hasta referentes
audiovisuales como películas, series o libros, se establecen estas
características como lo normal y deseable, quienes se embarcan en busca del
amor acaban chocando con estos ideales, que no solo no son reales, sino que
tampoco deberían ser deseables.


Las
consecuencias de este tipo de mitos son múltiples y de diversa índole, afectan
al bienestar de las personas y de sus relaciones, pueden llevar a que las personas
se conviertan en dependientes emocionales de sus parejas y a dinámicas
negativas para ambas partes. La educación sexual y el trabajo sobre estos mitos
se hace imprescindible desde una edad temprana, pero la reflexión en adultos
también lo es para mejorar la calidad de sus relaciones y su propio bienestar.
Este tipo de trabajo personal siempre viene acompañado de un proceso de
introspección y concienciación en clave de perspectiva de género y de los
estereotipos que hemos asimilado.

 

Referencias
bibliográficas

Illouz,
E. (2012). Por qué duele el amor. Una explicación sociológica. Katz
Editores.

Moguillansky,
R., y Nussbaum, S. (2017). Bienestares y malestares del amor en la pareja
moderna. Psicoanálisis39(3), 471-500.

Cerro,
M. y Vives, M. (2019) “Prevalencia de los mitos del amor romántico en jóvenes”.
OBETS. Revista de Ciencias Sociales, 14(2): 343-371. doi:
10.14198/OBETS2019.14.2.03

Nistal, T. A. (2019). ¿Poliamor, amor libre o en libertad?
Potencialidades y dificultades. MLS Psychology Research, 2(1).





























 

Laura Valladares Roldán

Escuela de Educación Sexual