Blog

Volver

EL BOSQUE

Por Patricia Rocio Nieto

Voy sola caminando por un sendero… disfrutando del paisaje y de la naturaleza. Haciendo un poco de deporte. He andado demasiado, quizás unos 8 km bosque adentro y empiezo a pensar que va siendo hora de volver, puede que oscurezca pronto. Y voy sola. Voy caminando cada vez más rápido, más acelerada. No tengo miedo, pero si me empieza a intimidar el bosque, voy caminando rápido hasta llegar al coche. Introduzco las llaves y empiezo a conducir. Me dirijo a casa. Hoy ha sido un día duro. Llego a casa, cansada, lleno la bañera de agua con espuma… me introduzco en ella y dejo que poco a poco todo mi estrés se desvanezca… disfruto del momento y no pienso en nada. Me dirijo a mi dormitorio… la casa está sola…empiezo a recordar la inquietud que sentí en el bosque… me empiezo a excitar pensando en esa especie de miedo que sentí… y empiezo a notar como o se humedece mi cuerpo. No puedo evitar acariciarme… me toco los senos… mis pezones se erectan con el roce de mis dedos. Noto como se endurecen, y como cada vez más, me humedezco.

Mi cuerpo pide más, quiere que vaya directa al clítoris y me acaricie y toque allí. De forma suave, me toco. Me centro en lo que siento y empiezo a gemir. Necesito algo más que mis dedos. Abro el cajón de la mesilla y saco mi alegrador… me lo introduzco con golpes rítmicos y fuertes que me hacen gritar cada vez más fuerte.

De pronto no sé de donde él aparece, me pone de espaldas y me tira del pelo…

-       ¿Crees que puedo venir y encontrarte así? No me gusta que tengas esos modales….

-       Perdona… 

No puedo articular más palabra que esa. Sé cómo le pone lo que acabo de hacer… y sí, puede que fuera queriendo. Ve la caja de donde saque mi alegrador, y saca el látigo, conoce bien cada cosa que hay en ella.

-       Inclínate sobre la cama… ya sabes que toca…

-       No por favor, no …

-       Si te quejas más te va a doler…

 

Noto como se humedece todo mi ser. Me inclino sobre la cama y simplemente dejo que me invada. Ya solo me queda disfrutar y sufrir por partes iguales. Me excita saber lo que viene después.

Empieza azotándome… y cada azote duele más que el anterior. Gimo y chillo de placer y de dolor y él sigue… no le importa nada, de pronto me ata a la cama, totalmente desnuda expuesta ante él, puede hacer lo que quiera conmigo. Me pone un antifaz. Ya no veo nada. Sola me queda sentir. Me guía como un muñeco, como debo ponerme.  Coge el consolador y hace que lo chupe, de forma efusiva, estoy muy caliente y no puedo parar de gemir… cuando lo tengo bien chupado, lo introduce en mi vagina. Gimo y chillo. Me duele y noto como me penetra. Por el ano su polla, por la vagina el consolador. Noto un dolor excitante. Me gusta. Cuando estoy concentrada en las sensaciones. Noto dolor en mis pezones. Me ha puesto las pinzas. Una en cada pezón. Noto el dolor, el placer sobre mi piel, y me voy… no puedo más me corro de forma enérgica. Tras de mí, vierte su elixir sobre mi cuerpo. Me lo restiendo por cada poro, por cada parte de mi cuerpo… me abraza y me besa… y nos sobra todo.

 






Este guion o relato erótico, centra el placer en la mujer, solo en ella y en las diferentes vivencias y deseos. En la masturbación, tan castigada socialmente, así como el uso y disfrute de juguetes sexuales. Aumentando el autoconocimiento del propio cuerpo.

Sería interesante un cine porno donde se muestre otras facetas y formas de exploración personal y más centrado en satisfacer a la mujer, y no siempre al hombre.

Patricia Rocio Nieto

Escuela Educación Sexual