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LGTB para principiantes - Trigrillo

Por Daniel Valero

Durante el mes de promoción del que fue mi primer libro, todo el mundo me hacía la misma pregunta: “¿Por qué un manual sobre personas LGTB?”. Mi respuesta también solía ser siempre la misma: “No lo llames manual. Que soy maricón, no una lavadora”.

 

 

“LGTB para principiantes” nació de una necesidad.

 

 

Probablemente ya cubierta para muchos, por supuesto; escribir un libro que introdujese a la gente a conceptos básicos relacionados con la diversidad afectivo-sexual, la historia del colectivo (incluso antes de que lo llamáramos así) y tantos otros detalles no es que sea una idea revolucionaria. En otros países existen libros similares, e incluso en España llegué a encontrar alguna “guía” similar, más pensada sobre todo para niños y adolescentes y escrita hace ya unos diez o quince añitos. Teniendo en cuenta que en las ciencias sociales todo se queda obsoleto rápidamente, consideré que mi idea seguía haciendo falta.

 

Me lancé a trabajar en este proyecto concreto gracias a una excompañera de trabajo, a la que nunca podré agradecerle suficiente que me regalase esta idea, aunque ella en ese momento no supiese que lo estaba haciendo. Cada día durante varios meses en los que la vida decidió sentarnos al ladito en una redacción (y posteriormente de manera telefónica), mi compañera me consultaba algunas de sus curiosidades relacionadas con lo que muchos llaman el “mundo gay”, con el activismo LGTB, con las realidades trans, y un largo etcétera. Yo, de vez en cuando, aprovechaba para contarle algún debate o algún hecho que no conociera, como podían ser las realidades no binarias o la estrategia comunicativa y política detrás de la decisión de algunos partidos de atribuir la lucha por la legalización de los vientres de alquiler a las personas del colectivo.

 

 

 

 

 

En muchas ocasiones, descubría que, lo que quizá para mí era una completa obviedad, para otros quizá no lo era tanto. El “efecto burbuja” o las “cámaras de eco” que algunos lo llaman: me relaciono con personas LGTB que se han tomado su tiempo en aprender sobre otras realidades y entrar en ciertos debates, las sigo en redes sociales, es con quienes comparto mi día a día fuera del ambiente laboral. Y se nos olvida que no todo el mundo es como las personas que nos rodean. Lo cual en sí no es ni bueno ni malo; es, sencillamente, lo normal. Y mi compañera pertenecía a otra generación, a otros círculos sociales... Y a mí no me cabía en la cabeza tener que explicarle a alguien qué pronombres tenía que usar con una persona que se había presentado como “un chico trans” (al fin y al cabo, te lo está diciendo, ¿no?), o, de hecho, que le resultase tan extraña la opción de preguntar sus pronombres a alguien. O que siguiese viviendo con algunos estereotipos y prejuicios ya algo manidos. Entendedme, mi compañera era una mujer cisgénero y heterosexual, pero en absoluto homófoba o tránsfoba. Y tampoco era la persona más desinformada que existe. Era una grandísima persona que me sacó de esa cámara de eco en la que vivía en la que todo el mundo tenía la misma información que los que hemos tenido acceso a ella de forma constante gracias a la democratización de la información y a haber prácticamente nacido con un smartphone en la mano.

 

 

Por otro lado, en 2021 voy a cumplir diez años creando contenido para YouTube. Diez años. Prácticamente un dinosaurio de la plataforma. Demasiado joven para quedarme en Facebook, ¿demasiado mayor para mimetizarme con TikTok? Ya lo comprobaremos. El caso es que, durante estos diez años en los que, en su mayoría, me he dedicado a crear contenido relacionado con la comunidad LGTB, he recibido, literalmente, miles y miles de mensajes con preguntas relacionadas con la orientación sexual y el género en ellas. Preguntas de todo tipo: sobre debates abiertos sobre terminología (¿pansexual o bisexual?), sobre ramas del activismo (¿qué es exactamente el activismo “liberal”?), sobre la cuestión identitaria (¿es necesario que tenga determinado “apellido” según las personas que me atraigan?), sobre la existencia de la comunidad en sí (¿forma parte del colectivo alguien que siente atracción de forma no normativa, es decir, que presenta una disidencia sexual, pero vive su vida como una persona cisheterosexual ante los ojos de los demás y se niega a formar parte de él?)... Si tuviera que mencionar las preguntas más repetidas, serían sin duda: “Si me atraen personas de este tipo en estas ocasiones, a veces de este tipo en esta ocasión y este tipo de persona siempre, ¿cuál es mi orientación sexual? ¿Qué etiqueta debo ponerme?”, y, por otra parte: “¿Cómo debería hacer para salir del armario con mi familia y amigos de forma segura?”.

 

 

Si bien estas dos últimas preguntas están supeditadas a la situación personal de cada uno y difícilmente puede alguien ofrecerte una respuesta concreta, sí que existen pequeñas guías y pequeños detalles a tener en cuenta que podrían ayudar a miles de adolescentes perdidos. Al mismo tiempo, existen pequeñas “normas” de comportamiento y grandes dosis de información que podría hacer que las personas alrededor de esos adolescentes perdidos les hicieran la vida mucho más fácil.

 

 

 

 

Pensando en mi compañera y sus constantes dudas y en el bombardeo constante de cuestiones en mis redes sociales, pensé: “Si hubiera un libro en español, medianamente apegado a los debates actuales, breve, sencillo, de fácil comprensión, para todo tipo de público, que pudiera recomendarle a algunas personas...”. Porque esa es otra: en el campo de la temática queer y las disidencias sexuales y de género, a veces resulta complicado encontrar obras que puedan servir a un público poco experimentado. Yo mismo lo he sufrido, que uno no es ningún erudito, y tendríais que ver la cara que se me quedó cuando intenté (remarco el “intenté”) leer “El género en disputa” de Judith Butler por primera vez con tan solo 22 añitos.

 

 

“LGTB para principiantes” fue concebido como un libro sencillo. Que valiese para un adolescente de 17 años que comenzaba a interesarse por los debates abiertos en su colectivo, por su historia o por el activismo y la situación social de la comunidad en nuestro país. Que valiese para el abuelo de ese adolescente, que comienza a ver la necesidad de estar informado en la lucha de un grupo de personas al cual ahora sabe que pertenece su nieto. A una persona sin relación alguna con la comunidad LGTB y que sencillamente quiere saber más de nosotros porque, bueno, al fin y al cabo, convivimos en el mismo mundo, ¿no es así?

 

 

Una fórmula simple: cien preguntas y respuestas. Cien pequeños capítulos, píldoras de apenas una, dos o tres páginas que responden a preguntas hechas hasta la saciedad y que avanzan in crescendo, para comenzar con la terminología más básica y acabar con temas sociales, leyes y debates abiertos. Todo ello dividido en seis bloques, para mayor facilidad: “Lesbianas, gays, bisexuales y trans”, el bloque de terminología. “Nuestra historia”, el bloque para comprender un poco mejor el por qué de la existencia de la comunidad, pasando por Grecia, por el siglo XIX y por el franquismo. “LGTBfobia”, el bloque para comprender mejor cuáles son las amenazas que sufrimos por el mero hecho de presentar una disidencia sexual y de género, cómo actúan y qué podemos hacer contra ellas. “Sexo”, el bloque para comprender un poco mejor la importancia de la sexualidad dentro de nuestra comunidad y algunos de los prejuicios que existen con este tema. “Tópicos”, el bloque para deshacerse de todos esos estereotipos y creencias absurdas y manidas que nos han rodeado desde hace años, y que, en ocasiones, tanto daño nos hacen. Y “LGTB, sociedad y leyes”, un bloque para comprender un poco mejor nuestra situación actual, por qué es necesario que se legisle tomando en consideración nuestra existencia y cómo podemos mejorar la vida de miles y miles de personas a nuestro alrededor.

 

 

No concebí “LGTB para principiantes” como un “manual”. Lo concebí como una pequeña ayuda, una pequeñísima guía que, quizá, podría servir a personas de todo tipo a comprender un poco mejor el mundo. A comprender mejor por qué hay gente que les rechaza por ser cómo son. A encontrar de forma más rápida a quienes serán sus aliados. A entenderse mejor a ellos mismos, incluso. O quizá a gente que solo quieren leerme durante más de doscientas páginas en las que literalmente hago un chiste sobre la cantante Merche, ¿quién sabe?

 

 

Sé perfectamente que, en algún momento, el libro quedará obsoleto. Como todos en las ciencias sociales. Aclaro, también, que en ningún momento utilizo el libro para dar cátedra sobre nada. Lo malo de que seamos maricones, bolleras, bisexuales, trans y demás es que difícilmente se puede hablar de nosotros como si fuéramos números. No somos una ecuación matemática y no siempre vamos a dar el mismo resultado. Pero algunos de mis pensamientos, de los comentarios que he querido hacer y de la ayuda que he querido dar están ahí. Y es una de las cosas de las que, a día de hoy, más me enorgullezco.



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Daniel Valero

Periodista, activista y divulgador LGBT